20/02/2019
Una de las cuestiones que aún no se han abordado en profundidad en el sector de esports es la referida a la creación de sindicatos, y su participación en este ámbito.
La representación sindical está fuertemente arraigada en España dentro de casi todos los ámbitos laborales, y es una figura reconocida en la Constitución Española, y regulada más específicamente tanto en el Estatuto de los Trabajadores como en la Ley Orgánica de Libertad Sindical. La normativa permite la creación de sindicatos para defender los intereses profesionales, económicos y laborales de sus trabajadores afiliados y para promover la negociación colectiva.
En el caso de los esports, al ser un sector emergente, lo cierto es que aún no se ha tratado en profundidad esta posibilidad, pero no existe impedimento en que los sindicatos más representativos puedan empezar a interesarse en él.
A falta de una regulación jurídica específica en materia de esports, y aplicándose actualmente la normativa general común, la eventual irrupción de los sindicatos en el sector abriría la posibilidad de negociar un convenio colectivo para el sector de esports. Este convenio colectivo permitiría pactar una regulación más particular que abordara las especialidades que existen en el marco laboral de este sector, dentro del proceso de profesionalización que se está viviendo, y crear un entorno normativo más claro y específico que aportara seguridad jurídica.
Si bien, puede que el modelo de sindicatos tradicionales no sea el más adecuado, o al menos no es la única fórmula para alcanzar tal fin, y tal y como se puede observar en el sector hermano de los deportistas profesionales, pueden existir otras alternativas.
En el deporte profesional, lo cierto es que los jugadores no suelen organizarse en los sindicatos tradicionalmente conocidos como «sindicatos de clase», sino en asociaciones de deportistas de una misma disciplina deportiva. Así, se pueden citar como los más icónicos, la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) cuyo presidente es el exjugador David Aganzo y la Asociación de Baloncestistas Profesionales (ABP) cuyo presidente es el exjugador Alfonso Reyes.
Esta figura de las asociaciones de jugadores también podría ser utilizada en el sector de esports, y de hecho parece que es una figura que puede tener mejor encaje que la del sindicato de clase, dado que es un sector muy dinámico y específico, y donde las relaciones laborales tienen incidencia en otros campos y materias -derechos de imagen, publicidad, etc.-, y que requiere de una mayor flexibilidad y conocimientos del sector a la hora de llevar a cabo cualquier tipo de negociación.
Por tanto, pese a que los esports no son considerados como un deporte, también podría darse esta posibilidad de asociaciones de jugadores creadas y dirigidas por los propios jugadores, o exjugadores, con un amplio conocimiento del sector, lo que desde luego ayudaría a negociar una normativa más específica en los esports.